Comisiones Obreras de Castilla-La Mancha | 25 abril 2024.

El islam y la iglesia evangélica se hacen hueco junto al catolicismo en la Enseñanza pública de CLM

    Toledo, 21 de diciembre de 2019. En este curso escolar se ha comenzado a impartir ‘religión islámica’ en tres centros públicos de la provincia de Albacete, en Centros de Educación Infantil y Primaria de Hellín, La Roda y Casas de Juan Núñez; y el curso que viene está previsto hacerlo también en sendos colegios de Ocaña, Noblejas y La Sagra, en la provincia de Toledo.

    21/12/2019.
    CCOO rechaza el pin parental por considerarlo un ataque a la educación en igualdad. Foto: elnortedecastilla.es

    CCOO rechaza el pin parental por considerarlo un ataque a la educación en igualdad. Foto: elnortedecastilla.es

    También ha empezado a impartirse religión evangélica en un colegio y un instituto públicos de Quintanar de la Orden (Toledo) y en otros tres de la provincia de Albacete, dos ‘comunidades de aprendizaje’ de Hellín y La Roda y un CEIP de Albacete capital. También se prevé su extensión a otros centros escolares el curso próximo.

    Por supuesto, la religión católica mantiene su omnipresencia en la Escuela Pública de la región.

    “Aceptado vía Concordato el derecho de la Iglesia católica, apostólica y romana a adoctrinar al alumnado, es lógico que otras confesiones lo reivindiquen también para sí mismas, dado la sociedad española, además de agnósticos, ateos, indiferentes y no practicantes, alberga en su seno devotos creyentes de una pluralidad de religiones, cada cual con más o menos seguidores”, indica Eva Garrido, responsable de Política Educativa de CCOO-Enseñanza CLM.

    Nuestra Constitución garantiza la ‘libertad ideológica, religiosa y de culto’ y somos conscientes de que la religión, sea cual sea su apellido, es una cuestión especialmente sensible para los respectivos adeptos. Expresamos nuestro respeto. No es nuestra intención cuestionar aquí credo alguno; ni posicionarnos en contra ni en defensa de religión ninguna. Pero sí entendemos que la Escuela Pública no es el ámbito donde deban inculcarse dogmas de fe y píos preceptos.

    Consideramos que las aulas deben ser espacios libres de adoctrinamiento religioso; que todo cuanto tiene que ver con la fe pertenece a un ámbito y contexto distintos. Las familias pueden libremente decidir qué creencia religiosa desean (o no) inculcar a sus hijos e hijas, pero en el propio seno familiar y en el entorno apropiado para ello, en los lugares de culto y catequesis de las distintas confesiones.

    Tal y como aparece en el informe de inicio de curso de la Consejería de Educación, en la región contamos ya con 990 profesores de religión católica. Ahora que entran en escena nuevas confesiones, es obvio que aumentará el número y la plural adscripción de catequistas. El dinero público, siempre escaso, tendrá que asumir el coste de contar con profesorado de varias creencias.

    Además de requerir presupuesto y recursos públicos, que muy bien podrían dedicarse a otros fines prioritarios y urgentes para mejorar la educación pública de nuestra región, podrá ocurrir que en una misma aula haya alumnos/as de religión católica, de religión musulmana, de religión evangélica y sin religión, que tendrán que disponer de cuatro profesores distintos. Esto entraña una gran complejidad a nivel organizativo en los centros educativos, como bien saben los claustros de los colegios donde ya se imparten confesiones varias.

    Por no hablar del conflicto que surge en las edades más tempranas cuando nuestros niños y niñas enfrentan religión y ciencia. La presencia de la religión en la escuela favorece que las creencias dogmáticas contradigan y anulen muchas veces al pensamiento científico.

    Si además las distintas religiones se excluyen (e incluso confrontan) entre sí, como tristemente nos enseña la Historia… ¿cómo se van a mirar los/as pequeños/as catecúmenos de cada creencia unos a otros, unas a otras, unos y unas a unas y otros?

    La escuela no es un lugar donde inculcar credos ni donde profesar cada cual sus creencias individuales. La escuela pública nos pertenece a todas y a todos.

    ¿Por qué se permite la formación religiosa en los centros sostenidos con fondos públicos? ¿Por qué no convertimos las aulas en espacios libres de adoctrinamiento, libres de verdades únicas y excluyentes? ¿Por qué no nos potenciamos los valores que nos sirvan para vivir en una sociedad plural; valores como la solidaridad, la tolerancia, el respeto mutuo, la libertad?

    La reciente irrupción de determinados partidos en el panorama político de nuestro país nos vuelve a recordar que, para algunas ideologías, no todas y todos tenemos cabida en nuestra sociedad. Tu identidad sexual puede convertirte en víctima de violencia, exclusión, miedo, discriminación. Amar puede llegar a considerarse delictivo. La igualdad constitucional entre hombres y mujeres se percibe no como ideal (aún por conseguir) sino como amenaza a la que combatir. El inmigrante no merece sino desprecio, rechazo y expulsión.

    Se está instaurando el miedo entre nosotros, y ya decía Octavio Paz: “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en las que se ha inyectado el veneno del miedo …del miedo al cambio”.

    Tenemos la firme convicción de que el mejor antídoto frente al odio y la intransigencia es la educación. Una de las finalidades de la escuela pública ha de ser dotarnos desde la infancia de capacidades afectivas y cognitivas para la convivencia; formarnos como sujetos sociales que somos y como personas únicas que somos.

    ¿Por qué no implantamos de una vez en la Escuela Pública la asignatura de Educación para la igualdad, la tolerancia y la diversidad, que sigue siendo objeto de pilotaje en nuestra CCAA; en vez de inocular Religión (religiones) en las aulas?

    Instamos a la consejera de Educación a apostar fuerte, de una vez por todas, por la reducción de las horas asignadas a la materia de Religión, porque la actual ley educativa (LOMCE) así lo permite y así se has puesto en práctica en otras CCAA. Sea valiente, señora consejera; sea valiente y libre a nuestras aulas de doctrinas, dogmas y preceptos y extienda ya a todos los centros de la región la asignatura que la sociedad está pidiendo a gritos “Educación para la igualdad, la tolerancia y la diversidad”.